Se forma en la putrefacción de las sustancias vegetales y animales por degradación de las proteínas; también se encuentra en forma de sales amónicas. Es un gas muy soluble en agua, y suele emplearse en disolución acuosa. Las disoluciones de amoníaco en agua tienen carácter básico y se las denomina corrientemente hidróxido amónico, NH4OH, por la existencia del equilibrio:
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