Banco de España

Historia

El Banco de España tiene su origen en el Banco Nacional de San Carlos fundado el 2 de junio de 1782 por Real Cédula del rey Carlos III. Francisco de Cabarrús, banquero francés instalado en Madrid, fue el primer director e inspirador de esta entidad financiera creada con capital privado, pero bajo protección real. Su fundación estuvo vinculada con el crecimiento de la deuda pública pues, no en vano, entre los principales objetivos asignados al nuevo banco figuraban el de servir de apoyo financiero al Estado y facilitar la circulación y la compra de vales reales. Por este motivo se autorizó al banco a emitir billetes al portador, facultad que sólo uso en cortos periodos. Entre 1793 y 1814 la corona española se vio implicada en una serie de guerras cuya financiación dejó al Estado una deuda de 300 millones de reales (75 millones de pesetas) con el Banco Nacional San Carlos. Los accionistas confiaban en recuperar al menos una parte de la cantidad adeudada, lo que no ocurrió hasta 1829 cuando el entonces ministro de Hacienda, Luis López Ballesteros, instituyó el sistema de presupuestos anuales de gastos e ingresos públicos y ante la necesidad de una entidad financiera que adelantara recursos al Gobierno dotó al banco con un fondo de 40 millones de reales. Con esta asignación los accionistas fundaron una nueva institución emisora con el nombre de Banco Español de San Fernando. Esta nueva entidad sí usó la facultad de emitir billetes, que tuvo en exclusiva hasta 1844 cuando se crearon el Banco de Isabel II, ubicado en Madrid, y el Banco de Barcelona, ambos con la misma capacidad de emisión. En 1846 también fue creado el Banco de Cádiz con la misión de difundir los billetes del Banco de Isabel II en la ciudad andaluza. En 1847 el Banco de Isabel II había asumido demasiados riesgos y para evitar una suspensión de pagos se fusionó con el Banco Español de San Fernando bajo la denominación de este último. En 1849 Ramón Santillán, experto en finanzas y antiguo ministro de Hacienda, fue el encargado de sanear y reflotar la institución. También fue quien planteó la necesidad de extender la actividad crediticia y la emisión de moneda del Banco Español de San Fernando al resto de ciudades del Estado, salvo en Barcelona y Cádiz donde ya había entidades emisoras, pero bajo la denominación de Banco de España.

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