Disidencia. Al Este no está el Eden

Introducción

En octubre de 1975, el Premio Nobel de la paz recayó en Andrei Sajarov, la personalidad más destacada de la disidencia en la Unión Soviética. Entre las razones de su decisión, el comité del Nobel mencionaba que Sajarov «ha puesto en guardia contra los peligros ligados a una falsa distensión», y reclama «la desmilitarización, la democratización de la sociedad en todos los países y la aceleración del progreso social». El comité del Nobel añadía: «Por su amor a la verdad, su firme confianza en la inviolabilidad de la persona humana, su combate contra la violencia y la brutalidad, su valerosa defensa de las libertades del espíritu, su desinterés y sólidas convicciones humanitarias, Sajarov se ha convertido en ese portavoz de la conciencia de la humanidad que tan desesperadamente necesita el mundo actual». Este es el espíritu, en efecto, que anima a lo mejor de la disidencia en los sistemas de tipo soviético.

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