El Transiberiano

Introducción

Hacia 1891, el joven Zarevitch Nicolas escribía a su padre, Alejandro III, zar de todas las rusias, una piadosa carta: «quiera el todopoderoso ayudarnos a llevar adelante esta obra, tan cara a mi corazón, y contribuir así al poblamiento y al desarrollo industrial de Siberia..» se trataba de la construcción de la hasta entonces más larga línea de ferrocarril del mundo; el joven príncipe había sido nombrado presidente del comité encargado de realizarla. Aún no tenía nombre, pero el proyecto era, nada menos, que atravesar toda Siberia y unir la Rusia europea con la Rusia asiática y el propio océano atlántico en la costa de Asia: cerca de 7.000 kilómetros de vías férreas y unas 1.000 estaciones durante el recorrido.

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