Golda Meir

Introducción

En 1969, Golda Meir se había retirado por completo de la vida política; tenía setenta y un años, una vida agobiante, hijos y nietos, más un cáncer en la sangre que le venía carcomiendo desde hacía unos diez años. Retirada en su casa, después de haber cumplido un papel histórico en la política sionista, dedicada a la lectura y a la música, concentrada en la redacción de sus memorias, era ya una figura de museo y una especie de estatua en vida que esperaba, de un momento a otro, ser enterrada con toda clase de honores.

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