Contexto histórico Hacia finales del siglo IV a.C., la política griega estaba sumida en luchas constantes por la hegemonía entre las principales ciudades-estado: Atenas, Esparta, Tebas y Corinto. La Guerra de Corinto (395-386 a.C.) fue uno de los conflictos más relevantes de esta época, influyendo en la dinámica política de toda Grecia. Persia aprovechó la situación para imponer un orden favorable a sus intereses, ya que venía recuperando influencia en las ciudades jonias del Asia Menor y en el mar Egeo después de haber sido expulsada en el siglo V a.C.