Los científicos han estado siempre convencidos de que el universo sigue unas leyes fijas e invariables, muchas de ellas aún por descubrir, y que los fenómenos físicos se producen de una manera determinada unívocamente por esas leyes físicas. Uno de los principios básicos de la experimentación científica es la repetibilidad de los experimentos; si repetimos un mismo experimento a partir de una situación inicial, el resultado debería ser el mismo. Pequeñas variaciones en los datos iniciales deberían producir pequeños cambios en los resultados finales. Sin embargo, en infinidad de casos y situaciones, determinados fenómenos de la naturaleza parecen responder a otras leyes. En los años cincuenta del siglo pasado, el estudio de la meteorología por medio de la simulación por ordenador produjo resultados sorprendentes. En 1959, Edward Lorenz realizaba cálculos con ordenador sobre los fenómenos meteorológicos cuando observó que introduciendo cambios mínimos en los datos...