Descubrimiento Fue descubierto en 1834 por el mismísimo naturalista inglés Charles Darwin durante su viaje a bordo del HMS Beagle, en la isla San Pedro (al sur de Chiloé). Darwin, curioso por la naturaleza dócil del animal que se acercó a observarlo mientras esperaba un bote, lo golpeó con su martillo geológico y lo recolectó, creyendo inicialmente que era una simple variante del zorro chilla (Lycalopex griseus). No fue sino hasta décadas después que la genética confirmó que se trataba de una especie única y distinta, una reliquia evolutiva separada de sus parientes continentales.